sábado, 27 de febrero de 2010

- EL AMOR Y EL ORDEN -



¿El amor siempre es bueno?
La mayoría de nosotros contestaríamos a esta pregunta afirmativamente.
Veamos, la palabra amor significa etimológicamente (a-mor: sin muerte) también el diccionario de la R.A.E. en su segunda acepción lo define como “sentimiento hacia otra persona que naturalmente nos atrae y que, procurando reciprocidad en el deseo de unión, nos completa, alegra y da energía para convivir, comunicarnos y crear”.
Por tanto tenemos un sentimiento en el que (en esta acepción) es dirigido hacia el otro y que si es recíproco además nos hace sentir bien y da energía. Hasta aquí todo genial.
Pero observemos algunos ejemplos:
Ej.: Unos padres que dan a sus hijos TODO lo que piden por AMOR
Ej.: Un hijo que se sacrifica por sus padres tomando sus responsabilidades so- bre su espalda por AMOR
Ej.: Un padre o una madre que ahogan a sus hijos con un AMOR asfixiante
En los tres ejemplos tenemos alguien a quien depositar el amor, suponemos reciprocidad en la relación paternofilial, lo que no tenemos claro es que este amor de energía y alegría de vivir al depositario del mismo.
Bert Hellinger, creador de la terapia de constelaciones familiares, describió como el amor se supedita a determinados órdenes, es decir, el amor desbocado puede dañar y existen órdenes a manera de cauce que se entienden de forma casi intuitiva en los seres humanos. Esos son:
- Los padres están antes que sus hijos, con todo lo que esto conlleva. Llegaron a esta vida antes que sus hijos y probablemente la abandonarán antes.
Ej.: Cuando un hijo pretende ser el primero por encima de sus padres.
- Los padres dan y los hijos reciben de forma natural. Cuando este orden se invierte o los hijos niegan a sus padres, surgen los problemas.
Ej.: Hijos que se avergüenzan de sus padres.
- Todo miembro de una familia tiene el mismo derecho de pertenencia que cualquier otro.
Aquí abordaríamos el tema de los excluidos. Cuando se excluye a un miembro de una familia se transgrede el orden conllevando consecuencias perniciosas para uno o varios miembros de la familia.
Ej.: Rechazo de un hijo por ir en contra de la línea de pensamiento familiar.
Tenemos pues que el amor debe estar dentro de un orden, como una vasija (orden) que contiene el agua (amor). Que con el amor únicamente no basta en la vida, tiene que tener necesariamente una estructura y unos márgenes donde desarrollarse. Y que el amor por si solo no afianza ni sostiene en la familia y junto con los ordenes familiares si.

SERGIO NAVAZO ALGORA
- PSICOLOGO - TERAPEUTA -

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